jueves, 29 de abril de 2010

sirenas y faunos

Sentada en un banco gris
pensas en los sinónimos
de cada gesto extraño
que se desenfocan bajo la lluvia

El agua moja tus pestañas
que cae derritiendolas
como lágrimas negras
de una mujer algo dormida



Los cosquilleos en la lengua
son por el humo negro del tabaco,
la piel está secándose lentamente
bajo el viento áspero del dilubio

Encontraste los árboles;
a tu visión desperfecta se le entran
las tenues luces
reflejadas en las hojas de lado a lado.

A tu alrededor
la ciudad sigue el giro de los relojes
pero vos pensas de día en las hojas de otoño,
y que aveces la luna no tiene fin

Esta mañana de abril empezó con una tecla.
El sonido podía ser del viento
o del silvido desparejo del hombre del autobus,
o tal vez el susurro de alguien buscnado la página de un libro silencioso.

Cuando terminan de almorzar

las leporsas ratas,
y los mounstrosos cerdos se relamen los labios,
disfrutando sus últimos vocados
los simios vomitando,
y todos los demás,
vuelven a ser un poco humanos,

algo indiferente
en el banco te recostas
para soñar con sirenas y faunos